jueves, 19 de julio de 2012

Business woman




Me fascinan los reportajes de las revistas femeninas tipo "24 horas sin parar", "Cómo sobrevivir a una jornada maratoniana", "Bella y superprofesional", "Madrid-Nueva York working time perfecta y chic". Un montón de consejos o "tips", sobre cómo trabajar 18 horas al día, en un cargo de responsabilidad, y tener un aspecto impecable vistiendo marcazas y con un maquillaje que no se mueve ni queriendo. Yo, que soy de lo más limitada (creo que ya he comentado por aquí mi incapacidad para hacer varias cosas al mismo tiempo), leo ávidamente estos escritos con el fin de aprender, de conseguir "ser" así.

Una jornada de 18 horas en absoluto es envidiable (aunque ya se sabe que estamos en la era del workaholismo, de yo "soy la que más trabaja y más hace", de las superwoman y demás especímenes dañinos) y sobre lo de la responsabilidad, sinceramente, bastante tengo con ser responsable de mí misma y de un negocio incipiente. Pero lo del maquillaje y la impecabilidad de mi atuendo...ains, eso sí que me encantaría.

En mi caso, con los tacones sigo la filosofía "loubutinera" del SIP (por si alguien no quiere pinchar el enlace, Síentate Y Presume), y no entiendo pasearse por un aeropuerto en estiletos de 12 cms, ni correr por los andenes de metro y tren, ni recorrer distancias de más de 15 metros. Además, con una brocha soy mejor pintando cuadros que maquillándome. Y en cuanto a la peluquería, la genética me dio un pelazo de naturaleza indefinida "ni sí ni no, sino todo lo contrario", pero no la habilidad de saber dominarlo. 

Por lo tanto, eso de levantarse a las 5.30 de la mañana, coger un tren o avión para ir a una reunión a las 11.30 y llegar perfecta y estupenda cual fresca flor, con un maquillaje impecable, un peinado estupendo y unos taconazos de serie incorporados, como que no. 

Porque mi cruda realidad y lo mejor que lo sé hacer es ir a la peluquería el día anterior y rezar para que mi pelo aguante en condiciones, maquillarme atendiendo a mi escasa pericia media hora antes de llegar y viajar en cómodas bailarinas, con los tacones en una bolsita ideal dentro del bolso, listos para cambiármelos en cuanto me suba al taxi que me lleve a la reunión. 

Como dice AdeleThey make believe that everything is exactly what it seems. Y no lo es, casi nunca lo es.

Bss!!


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